miércoles, 16 de octubre de 2013

Cabalgando en la pasión

En 1988 salió a la venta uno de mis discos favoritos. Se trata de Vivir al este del Edén, del grupo español La Unión.
Este grupo hubo cobrado fama, y será recordado entre nosotros, gracias a la publicación en 1983, si no me falla la memoria, del maxi clásico Lobo-hombre en París, basado en un cuento de Boris Vian, y producido por Nacho Cano.
Del LP -entonces el formato era ese, aunque yo compraba los casete en el Éxito (imposible recordar a cómo, pero eran más de dos semanas de mesada)- me gusta mucho la canción que da nombre al álbum (al este del Edén) sin embargo este gusto es posterior a la publicación del trabajo.
Porque cuando el álbum salió me gustaba más la canción que comparto en este aporte. Y me acordé de ella a raíz de una charla que tuve en días pasados con unos amigos en torno a qué libro habíamos utilizado para conquistar a una chica. Y yo me acordé porque esta canción me parecía muy erótica -entonces y ahora- y me hacía sentir deseado y desear...
Desde esos lejanos fines de los 80 hasta ahora, los acordes iniciales de la canción, la larga introducción de esta canción, despierta en mi el deseo sexual. Hay algo en ella que me vuelve loco y me hace recordar esas tardes de adolsecencia en las que, sin estar enamorado, hacía el amor con virtuosismo desapegado y acrítico (parafraseando a un famoso).
Aún su letra despierta en mí el rito erotismo máquina, que es quizás la entrega total porque es deseo en estado puro, cabalgata en la pasión.
A lo mejor ningún concepto haya hecho tanto daño entre nosotros como el de la entrega por amor. Esta canción me hace pensar en la entrega por el deseo, la entrega que reivindica lo que sentimos en la carne, en la piel, en los poros, en la respiración, en el sudor; no en esa abstracción que son los sentimientos elevados.
La canción se llama más y más:

No hay comentarios:

Publicar un comentario